martes, 27 de octubre de 2009

EL ARTE DEL CINQUECENTO

Este periodo, que comprende el siglo XVI, se inició con Leonardo da Vinci cuando regresó de Milán a Florencia en el año 1500. Allí, encontró al joven Miguel Ángel que realizaría la famosa escultura del David (1501-1504, Academia, Florencia). Esta emblemática obra pronto se convirtió no sólo en el símbolo de la ciudad de Florencia, sino también en el del cinquecento. David como representación del poder y de la fuerza lo tiene todo, pero Miguel Ángel lo eligió precisamente para mostrar su autocontrol en el momento antes del encuentro con Goliath, como Leonardo hizo con las figuras de los apóstoles en La última cena (1495-1497, Santa María, Milán) al elegir el momento justo después del que Cristo dijo a los presentes que uno de ellos le traicionaría. Durante el cinquecento, los artistas intentaron reducir sus temas a la más pura esencia; las características secundarias, los detalles o las anécdotas captaban la atención del espectador para conducirle a la esencia real del tema.

El epicentro artístico durante este periodo fue Roma y la corte de Julio II, que contrató a los artistas y arquitectos más importantes para sus ambiciosos proyectos. Donato Bramante fue el arquitecto más relevante de este periodo aunque se inició como pintor siguiendo las pautas de Piero della Francesca. Después de una larga estancia en Milán, durante la cual coincidió con Leonardo, Bramante se estableció en Roma. Allí produjo obras como el Tempietto (1502), una representación a menor escala del clásico tholos griego situado en el patio de San Pietro in Montorio; una serie de palacios privados que incluían la casa de Rafael (destruida en el siglo XVII), y, como su proyecto más notable, el diseño de la nueva basílica de San Pedro (c. 1506). Para la primera iglesia de la cristiandad católica, Bramante trazó una planta de cruz griega, con cúpula. Miguel Ángel tomó parte en la construcción realizando algunos cambios que modificaban la nueva estructura arquitectónica pero respetando el diseño original de Bramante, que ejerció una fuerte influencia en los arquitectos del cinquecento, como sucedió con el sienés Baldassare Peruzzi, que construyó la villa Farnesina (1509-1511) en Roma para la familia Chigi, la primera villa privada de comienzos del siglo XVI.

Rafael, nacido en la región italiana de Umbría, se encuentra entre los pintores asentados en Roma. Discípulo de Perugino, Rafael estudió en Florencia al mismo tiempo que estaban allí Leonardo y Miguel Ángel, dando forma al lenguaje artístico del cinquecento. Rafael se trasladó a Roma en el año 1508 y allí se quedó hasta su muerte en el año 1520. Se convirtió en el pintor más célebre y abrió un próspero estudio en el que trabajaban muchos ayudantes. Como complemento a las series de retratos de distinguidos personajes que realizó, el del papa Julio II y otros notables, Rafael realizó nuevos trabajos como la decoración al fresco de las estancias vaticanas, una serie que decora las cuatro estancias del palacio Vaticano. La más importante es la estancia de la Signatura, que contiene La disputa, una complicada explicación de la doctrina del sacramento de la Eucaristía. Los hombres de iglesia discuten en torno a la doctrina en la parte inferior; sobre ellos, Cristo aparece acompañado en semicírculo de un grupo de ángeles. En el otro lado de la estancia se encuentra la Escuela de Atenas, que representa la filosofía clásica, haciendo pareja con La disputa, que permanece de pie junto a la teología cristiana.

Aquí, la representación es horizontal, más centrada en la tierra que en el cielo. El punto de fuga se sitúa detrás de las figuras centrales de Platón y Aristóteles, rodeados por célebres pensadores del pasado. Muchas de estas figuras son retratos de artistas contemporáneos de Rafael. Rara vez la pintura ha alcanzado la claridad y la perfección de la Escuela de Atenas. Como fuente de inspiración pudieron servirle a Rafael los inmensos frescos de la capilla Sixtina pintados por Miguel Ángel.

Después de haberse establecido en Venecia Giovanni Bellini, Giorgione inauguró su escuela de pintura. Su estilo se caracteriza por suaves contornos, colores fuertes (a menudo enigmáticos) y también por temas personalizados. Su obra más famosa, La tempestad (c. 1505, Academia, Florencia), representa un paisaje idílico de fondo tormentoso en el que se puede contemplar a un hombre joven que guarda a una mujer acunando a su niño.
Tiziano, alumno de Bellini y un incipiente seguidor de Giorgione, fue el pintor más dotado del cinquecento en Venecia, así como el rival de Rafael y de Miguel Ángel. Entre sus obras más admiradas se encuentra El amor divino y el amor profano (c. 1515, Galería Borghese, Roma) en una pintura alegórica en la cual dos mujeres, una desnuda (el amor sacro) y la otra completamente vestida (el amor profano), están sentadas de manera opuesta; esta obra evoca la serenidad del mundo misterioso del Giorgione.
La asunción de la Virgen (1516-1518) forma parte del retablo principal de Santa Maria dei Frari en Venecia y está considerada una de las obras maestras de Tiziano. La figura de la Virgen está situada encima de los apóstoles moviéndose hacia la figura de Dios Padre, mostrada en lo alto del cuadro. Tonos cálidos, rojos y dorados dominan la composición. Tiziano aborda también temas clásicos como lo atestiguan su Baco y Ariadna (1520-1523, National Gallery, Londres) o La ofrenda a Venus (1518-1519, Museo del Prado, Madrid), ambos realizados para el duque de Ferrara. Pintó diversos cuadros de Venus recostadas y otras obras de carácter mitológico, como Dánae recibiendo la lluvia de oro (1553, Museo del Prado, Madrid), obras ambivalentes de una intencionalidad sensual.

En su larga trayectoria artística, Tiziano produjo obras importantes para su mecenas, el emperador Carlos V, quien le concedió el título de pintor. Entre los encargos del emperador se encuentran algunos retratos, incluido Carlos V y la batalla de Mühlberg (1548, Museo del Prado). Su retrato ecuestre se convirtió en el prototipo de retratos de altos dignatarios durante las dos siguientes centurias.

Tiziano continuó pintando incluso a edad avanzada y su característica pincelada fluida y libre, su paleta viva y sus figuras monumentales, así como los paisajes idealizados, continuaron marcando el estilo de su arte. Ello se hace evidente en su Coronación de espinas (c. 1570, Alte Pinakothek, Munich), en donde las formas parecen disolverse por un laberinto de luz pura, color y pigmento.

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